Las pirámides o majanos de Güímar se encuadran históricamente en el siglo XIX, época de la explotación económica en las islas Canarias de la cochinilla, un insecto parásito de la tunera o higo chumbo del que se extrae un tinte muy apreciado en aquella época en que aún no se habían introducido los tintes sintéticos. La explotación de la cochinilla resultaba muy rentable, tanto que se prepararon para su explotación numerosas fincas que, hasta el momento, habían permanecido estériles debido a la mala calidad del terreno, normalmente formado por piedras volcánicas. Las piedras extraídas en la limpieza de estas fincas se almacenaban formando estructuras piramidales como las de Güímar. Existen aún hoy numerosos ejemplos de estas construcciones agrícolas y hasta hace pocos años la memoria oral de los ancianos del valle de Güímar recordaba estos trabajos de limpieza y amontonamiento de piedras. En el caso de las de Güímar, existen tanto un acta notarial de compra de la finca, fechada en 1854, en que la presencia de las pirámides no se menciona, como un documento de partición, fechado en 1881, en el que estas estructuras son mencionadas por primera vez. La fecha de construcción queda, por tanto, acotada en este intervalo de 1854 a 1881.
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